La tabla de esmeralda de Hermes Trismegisto
En verdad, sin mentira y ciertamente:
Lo de abajo es como lo de arriba, y lo de arriba es como lo de abajo, para obrar los milagros de una sola cosa.
Así como todas las cosas han sido hechas, así proceden de uno, por la meditación de uno, también todas las cosas nacen de esta cosa única por adaptación.
Su padre es el Sol, y su madre la Luna, el Viento lo llevó en su vientre, y su nodriza es la Tierra. El padre de todo, el telesma del mundo, está aquí. Su fuerza o potencia es entera cuando se convierte y cambia en tierra.
Separa la Tierra del Fuego, lo sutil de lo espeso, dulcemente y con gran cuidado. Sube de la Tierra al Cielo, y de nuevo desciende a la Tierra, para recibir la fuerza de las cosas superiores e inferiores. Por este medio tu poseerás la gloria de todo el mundo, y la oscuridad se alejará de ti.
Esta es la fuerza fuerte de toda fuerza, pues ella vencerá todo lo sutil, y penetrará todo lo sólido. De esta manera ha sido creado el mundo.
Por ello, y de este modo, se obrarán aplicaciones prodigiosas, de las cuales el medio está aquí. Por eso yo he sido llamado Hermes Trismegisto, pues poseo las tres partes de la Filosofía de todo el mundo. Terminado y acabado está lo que he dicho de la obra del Sol.
Prefacio
Alabanza, honor, gloria os sean dadas por siempre, ¡oh Señor Dios todopoderoso!, con vuestro amadísimo hijo, nuestro Salvador JESUCRISTO, único Dios verdadero y hombre perfecto, y el Espíritu Santo Consolador, Trinidad Santa que es el Dios único, os doy las gracias porque después de obtener el conocimiento de las cosas pasajeras de este mundo, nuestro enemigo, vos me lo habéis quitado gracias a vuestra gran misericordia, a fin de que no sea pervertido por las voluptuosidades engañosas. Y porque veo a muchos de los que trabajan en este Arte que no siguen el recto camino; yo os suplico ¡oh mi Señor, mi Dios!, que os plazca que pueda apartarme de este error por la ciencia que me habéis dado, mis muy queridos y bienamados; con el fin de que habiendo conocido la verdad, ellos puedan alabar vuestro Santo Nombre, que es eternamente bendito.
Así, pues, yo, Hortelano, es decir Jardinero, así llamado a causa de los Jardines marítimos, indigno de ser llamado discípulo de Filosofía, movido por la amistad que profeso a mis muy queridos, deseo poner por escrito la declaración y explicación cierta de las palabras de Hermes, padre de los Filósofos, aunque ellas sean oscuras, y declarar sinceramente toda la práctica de la verdadera obra. Y ciertamente de nada sirve a los Filósofos querer ocultar la ciencia en sus escritos cuando la doctrina del Espíritu Santo opera.
Portada facsímil del Tratado.
CAPITULO PRIMERO
El Arte de la Alquimia es verdadero y cierto
EL FILOSOFO dice: En verdad, a saber que el Arte de Alquimia ha sido dado Sin mentira; y dice esto para convencer a los que afirman que la Ciencia es mentirosa, es decir, falsa. Ciertamente, esto es, experimentado, porque todo lo que se experimenta es cierto. Es verdadero, porque el muy verdadero Sol es procreado por el Arte.
El dice muy verdadero al superlativo, porque el Sol engendrado por este Arte supera a cualquier Sol natural en todas sus propiedades, tanto medicinales como otras.
CAPITULO II
La Piedra debe dividirse en dos partes
A continuación él aborda la operación de la Piedra diciendo: Lo de abajo es como lo de arriba. Dice esto porque la Piedra está dividida en dos partes principales por el Magisterio; a saber, en la parte superior que sube hacia lo alto y en la parte inferior que permanece abajo, fija, clara. Y siempre estas dos partes se armonizan virtuosamente. Es por lo que dice, Y lo de arriba es como lo de abajo. Ciertamente esta división es necesaria. Para obrar los milagros de una sola cosa. Es decir, de la Piedra, porque la parte inferior es la Tierra, que es la nodriza, el fermento, y la parte superior es el Cielo, el cual vivifica toda la Piedra, la resucita. Es por lo que estando realizadas la separación y la conjunción , muchos milagros se producen en la obra secreta de la naturaleza.
CAPITULO III
La Piedra tiene en sí los cuatro Elementos
Así como todas las cosas han sido hechas, así proceden de uno por la meditación de uno. El ofrece aquí un ejemplo diciendo: como todas las cosas han sido hechas, así son salidas de uno, a saber, de un globo confuso, o de una masa confusa, por la meditación, es decir, por el pensamiento-creación de uno, esto es, de Dios Todopoderoso. También todas las cosas nacen. Es decir, salen de esta cosa única, de una masa confusa, por adaptación, es decir por el mandamiento-milagro de Dios. También nuestra Piedra nace y sale de una masa confusa, conteniendo en sí todos los Elementos, la cual ha sido creada por Dios; por su milagro nuestra Piedra es extraída y nacida.
CAPITULO IV
La Piedra tiene padre y madre, que son el Sol y la Luna
Como un animal que engendra naturalmente otros muchos animales semejantes a él, así el Sol artificialmente engendra el Sol por la virtud de la multiplicación de la Piedra. Por ello es por lo que se dice, Su padre es el Sol, es decir el oro de los Filósofos. Y como ocurre en todas las generaciones naturales, debe haber un lugar propio para recibir las semillas, en conformidad con una parte semejante. Así es necesario que en esta generación artificial de la Piedra, el Sol tenga una materia que sea como una matriz propia para recibir su esperma , su tintura. Y esta es la plata de los Filósofos. He aquí porque se dice: La Luna es la madre.
CAPITULO V
La conjunción de las partes es la concepción y la generación de la Piedra
Cuando estos dos se reciben el uno al otro en la conjunción de la Piedra, la Piedra se engendra en el vientre del viento, y es esto lo que él dice a continuación: El viento la lleva en su vientre. Es sabido que el viento es aire, y que el aire es vida, y la vida es el alma, de la que he dicho más arriba que vivifica toda la Piedra. De esta manera es necesario que el viento lleve toda la Piedra, y la devuelva, y que engendre el Magisterio. Por esto se dice que él debe recibir alimento de su nodriza, a saber, de la tierra. Por ello afirma el Filósofo: La tierra es su nodriza. Porque al igual que el niño sin el alimento que recibe de su nodriza jamás crecerá, así nuestra Piedra no será efectiva sin la fermentación de la tierra; y el fermento es llamado alimento . Así se engendra de un padre con la conjunción de su madre, la cosa, es decir, los hijos semejantes a los padres, los cuales, si no siguen la larga cocción, serán hechos semejantes a la madre, y retendrán el peso del padre.
CAPITULO VI
La Piedra es perfecta si el alma es fijada en el cuerpo
A continuación él dice, el padre de todo, el telesma del mundo, está aquí, es decir, que en la obra de la Piedra hay una vía final. Y notad que el Filósofo llama a la operación el padre de todo, el telesma, es decir, de todo el secreto o tesoro, de todo el mundo, a saber de toda Piedra que se ha encontrado en este mundo. Está aquí. Como si dijera: He aquí, yo te la muestro. Después el Filósofo dice ¿quieres que te enseñe cuándo la fuerza de la Piedra es acabada y perfecta? Cuando se convierta y cambie en su tierra. Y por esto dice: su fuerza y potencia es entera, es decir perfecta y completa, cuando se convierte y cambia en tierra ( 11 ). Es decir, si el alma de la Piedra (de la que se ha hecho mención más arriba, que el alma es llamada viento, y aire, en la que está toda la vida y la fuerza de la Piedra) es convertida en tierra, y que ella se fija de tal forma que toda la substancia de la Piedra se una con su nodriza (que es la tierra) y que toda la Piedra se encuentre y convierta en fermento. Y así como durante la elaboración del pan, un poco de levadura fermenta una gran cantidad de pasta, de esta manera cambia toda la substancia de la pasta en fermento. También quiere el Filósofo que nuestra Piedra sea hasta tal punto fermentada que ella sirva de fermento a su propia multiplicación.
CAPITULO VII
La mondificación de la Piedra
A continuación el Filósofo enseña cómo la Piedra se debe multiplicar. Pero antes efectúa la mondificación (la limpieza) de ésta y la separación de las partes, diciendo: Separa la Tierra del Fuego, lo espeso de lo sutil, dulcemente y con gran cuidado. Dulcemente, es decir, poco a poco, no violentamente, sino con espíritu e industria (con arte), con el excremento o estiércol filosofal. Separarás, es decir, disolverás; porque la disolución es la separación de las partes. La Tierra del Fuego, lo espeso de lo sutil, es decir la escoria y la inmundicia del fuego, del aire y del agua, y de toda substancia de la Piedra, de manera que ella permanezca entera y sin inmundicia.
Manuscrito iluminado carolingio, s. IX
CAPITULO VIII
La parte no fija de la Piedra debe separar la parte fija y elevarla
Así preparada, la Piedra puede entonces multiplicarse. El prepara ahora la multiplicación y habla de la sencilla licuación o fusión que ésta posee gracias a su virtud de penetrar en los cuerpos duros, diciendo: Sube de la Tierra al Cielo, y de nuevo desciende a la Tierra . Aquí es necesario señalar que, aunque nuestra Piedra en su primera operación se divide en cuatro partes, que son los cuatro Elementos, sin embargo (y como se ha dicho anteriormente) hay dos partes principales en ella: una que sube hacia lo alto, llamada no fija o volátil, y otra que permanece fija abajo, llamada la tierra o fermento, como ya se dijo. Pero es necesario tener una gran cantidad de la parte no fija, donándola a la Piedra cuando ésta está muy limpia y sin inmundicia, haciéndolo tantas veces como sea necesario para el Magisterio, de tal manera que la Piedra, por la virtud del espíritu, sea llevada a lo alto, sublimándola y sutilizándola. Esto es lo que dice el Filósofo: Sube de la Tierra al Cielo.
CAPITULO IX
La Piedra volátil de nuevo ha de ser fijada
Después de todo esto, es necesario encerar esta misma Piedra (ya exaltada y elevada, o sublimada) con el aceite que ha sido extraído de ella en la primera operación, el cual es llamado el agua de la Piedra. Y él la hace girar repetidamente sublimándola, hasta que por la virtud de la fermentación de la Tierra (con la Piedra elevada o sublimada) toda la Piedra por reiteración desciende del Cielo a la Tierra, permaneciendo fija e íntegra. Esto es lo que dice el Filósofo: y de nuevo desciende a la Tierra. De esta manera, Ella recibe la fuerza de las cosas superiores, al sublimarse, y de las inferiores al descender; es decir, que lo que es corporal será hecho espiritual en la sublimación, y lo espiritual será hecho corporal en el descenso.
CAPITULO X
Utilidad del arte y eficacia de la Piedra
Por este medio tu poseerás la gloria de todo el mundo. Es decir, que por la Piedra ya compuesta, tu poseerás la gloria de todo el mundo. Y la oscuridad se alejará de ti, es decir, toda pobreza y enfermedad. Esta es la fuerza fuerte de toda fuerza. Porque no hay comparación posible de las fuerzas de este mundo con la fuerza de esta Piedra: Pues ella vencerá todo lo sutil, y penetrará todo lo sólido. Vencerá, es decir, venciendo y dominando ella cambiará y convertirá al Mercurio vivo congelándolo, él que es sutil, y penetrará a los otros metales, que son cuerpos duros, sólidos y compactos.
CAPITULO XI
El Magisterio imita la creación del Universo
EL FILOSOFO ofrece un ejemplo de la composición de la Piedra al decir: de esta manera el mundo ha sido creado, es decir que nuestra Piedra está hecha de la misma manera como el mundo ha sido creado. Porque las primeras cosas de todo el mundo, y todo lo que está en el mundo, primeramente fueron una masa confusa y un caos sin orden, tal y como más arriba se ha explicado. Y después, gracias al artificio del soberano Creador, esta masa confusa, habiendo sido admirablemente separada y rectificada, fue dividida en cuatro Elementos; y a causa de esta separación se hacen diversas y diferentes cosas. Asimismo, se pueden hacer diversas cosas por la producción y disposición de nuestra obra, y ello por la separación de los Elementos de diversos cuerpos. Por ello, y de este modo, se obrarán aplicaciones prodigiosas. Es decir, si tu separas los Elementos, se harán admirables composiciones propias de nuestra obra, en la composición de nuestra Piedra, por la conjunción de los Elementos rectificados. De las cuales, es decir de las cosas admirables propias a ésta, el medio, a saber el procedimiento, está aquí.
CAPITULO XII
Declaración enigmática de la materia de la Piedra
Por eso yo he sido llamado Hermes Trismegisto, es decir, Mercurio tres veces grande. Después de que el Filósofo ha enseñado la composición de la Piedra, él muestra aquí veladamente de qué está hecha nuestra Piedra, nombrándose en primer lugar a sí mismo, con el fin de que los discípulos que alcancen esta ciencia recuerden siempre su nombre. No obstante, él señala de qué está hecha nuestra Piedra afirmando: Pues poseo las tres partes de la Filosofía de todo el mundo, porque todo lo que está en el mundo, teniendo materia y forma, está compuesto de los cuatro Elementos. Aunque en el mundo hay una infinidad de cosas, el Filósofo las divide y las reduce a tres partes; en la parte mineral, vegetal y animal, y de todas en conjunto o separadamente se obtiene la verdadera ciencia, en la operación del Sol, o composición de la Piedra. Y es por esto que él dice: pues poseo las tres partes de la Filosofía de todo el mundo, y las tres contenidas en la Piedra, a saber, en el Mercurio de los Filósofos.
Fuente: Revista Symbolos